Hajj, un Gran acto de devoción

Autor: Bayynat.

Durante más de 350 días al año, el Hijaz, al oeste de Arabia Saudita, es un paisaje triste y desolado. Pero durante estas semanas, el desierto implacable del Hijaz recibe más de 3 millones de peregrinos provenientes de todos los rincones del mundo.

Bajo el sol abrasador y  los feroces vientos se encuentra el sitio de la mayor reunión religiosa de la humanidad: La Kaaba. Durante más de 1400 años, la Kaaba no solo ha sido la «Qibla» de 1.600 millones de musulmanes, sino también el destino de varias decenas de miles de personas cada año. Los musulmanes, en todo el mundo, se dirigen en oración con dirección a la Kaaba cinco veces al día. Muchos se embarcan en este viaje épico a la Santa Mecca una vez al año como un gran acto de devoción: el Hajj.

Los rituales del Hajj, que se realizarán en 5 días incluyen el Ihram (consagración), durante el cual las personas se abstienen de todas las acciones que realizan habitualmente y diariamente, como participar en cualquier acto sexual, cortarse las uñas y el cabello, cazar animales y matar insectos, e incluso llevando adornos y perfumes. El significado del Ihram es que se espera que se rompa con los hábitos diarios y se siga un estilo de vida diferente al que generalmente se sigue en tiempos normales.

En Tawaf (circunvalación), las personas confiesan sumisión única a Allah explicando que vienen a su casa para circunvalarla; y, por lo tanto, rechazando todas las demás casas de tiranos, opresores y no creyentes. El Talbiya cantado durante el Tawaf reafirma el concepto de la unidad, la adhesión al camino de la rectitud y la sumisión a la voluntad de Allah.

En el acto de Sa’y, caminando entre las dos colinas de Safa y Marwa, los musulmanes emulan el Sa’y de Hajar entre las dos colinas en su búsqueda de agua para su hijo, Ismail en el Desierto. Encarna el viaje de las personas en su vida debiendo ir acompañados por la búsqueda del favor de Allah y Su gratificación. Cualquier paso que se dé debe ser en busca de Allah.

Después, todos los musulmanes se unen en una etapa de reflexión y contemplación en la llanura de Arafah y en Mina. Es un momento de privacidad intelectual y emocional con el Creador, durante el cual se recuerdan las acciones pasadas, se pide perdón e imagina lo que se aspira a ser en el futuro. Se da la oportunidad de restaurar los principios y valores que se han perdido en la lucha de la vida.

En Al-Jamarat, se realiza un rechazo simbólico del diablo. La lapidación a los pilares que recuerda las tentaciones de Satanás nos recuerda nuestra lucha con nuestras malas disposiciones. Es un intento de vencer los propios temores, desafiar las propias inclinaciones y vencer los pecados persistentes.

Y finalmente el-Hudiya; el acto de sacrificar un animal que recuerda a la historia del Profeta Abraham (a.s.) y su hijo, Ismail. Al-Hady enfatiza aún más cuán importante es basar su vida en el dar, sacrificar y ayudar a los pobres.

 El Hajj es la experiencia espiritual más profunda. Es un evento que une a un quinto de la raza humana con creencias comunes y oraciones comunes. Todos los musulmanes, hombres y mujeres, blancos y negros, ricos y pobres, jóvenes y viejos, todos participan en este ritual unificador. Todos viviendo juntos en verdadera hermandad, comen del mismo plato y beben del mismo vaso donde no hay lugar para la segregación.

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